La intolerancia alimentaria consiste en una mala digestión, metabolización o asimilación de algún alimento. En una intolerancia alimentaria no interviene una reacción alérgica ni, por lo tanto, la participación del sistema inmunitario.
¿Qué es una intolerancia alimentaria?
Una intolerancia alimentaria ocasiona una respuesta adversa natural de nuestro organismo a la ingesta de alimentos, nutrientes, aditivos o conservantes que no asimilamos bien. Por lo tanto, pueden existir múltiples tipos de intolerancias alimentarias.
Para hacer una distinción práctica, diferenciaremos entre:
- Las propiciadas por una enfermedad, bien ocasional, como una gastritis, o bien crónica, como el síndrome del intestino irritable.
- Las causadas por agente concreto: fármacos, tóxicos presentes de forma natural en los alimentos, como solanina o antitripsinas, aditivos alimentarios y contaminantes ambientales, como bisfenol A, pesticidas o metales pesados.
- Aquellas que aparecen cuando al organismo le falta la enzima responsable de favorecer la digestión de un determinado alimento.
Síntomas de la intolerancia alimentaria
La sintomatología de la intolerancia alimentaria se activa cuando nuestra barrera intestinal se inflama o irrita, permitiendo el paso de sustancias potencialmente peligrosas. Los indicadores aparecen horas después de la ingestión del alimento o agente ofensivo, hasta 48 horas después, y pueden durar horas o días.
Entre los síntomas más característicos de una intolerancia alimentaria, encontramos:
- Dolor de cabeza o migrañas.
- Dolor de estómago.
- Dolor e hinchazón abdominal.
- Gases, diarrea o estreñimiento.
- Náuseas y vómitos.
- Fatiga.
- Problemas dermatológicos, como acné, eczemas o erupciones.
Para diferenciar una alergia alimentaria de una intolerancia observemos su sintomatología. Una alergia alimentaria puede poner en riesgo la vida de quien la sufre, y sus síntomas se manifiestan entre unos minutos y dos horas después de haber ingerido el alimento o agente que la activa. Los más característicos, son:
- Cosquilleo o picor en la boca.
- Urticaria o irritación.
- Inflamación de labios, cara, lengua, garganta y otras partes del cuerpo.
- Dificultad para respirar.
- Aturdimiento y desmayo.
- Dolor abdominal.
- Náuseas, vómitos y diarrea.
¿Para qué sirve el test de intolerancia alimentaria?
Según estudios de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), una de cada cinco personas en nuestro país sufre reacciones adversas a algún alimento o agente.
La vocación de servicio de las farmacias españolas, pone a nuestra disposición la opción de realizarnos el test de intolerancia alimentaria, como parte de sus servicios farmacéuticos.
La forma en que se realiza el test de intolerancia alimentaria puede diferir según la farmacia. Por regla general, se trata de un análisis de sangre a nivel de la proteína inmunoglobulina G (IgG), para interpretar su comportamiento frente a determinados alimentos. Es un pinchazo en el dedo para el que no es necesario ir en ayunas, pero sí el no retirar de nuestra dieta ningún alimento habitual.
También encontraremos pruebas de aliento o resonancias magnéticas de baja intensidad.
Los resultados del test se recogen en la misma farmacia dos o tres días después de haber realizado la prueba y reúnen nuestra reacción a un amplio número de alimentos o agentes.
Tengamos en cuenta que los resultados del test de intolerancia alimentaria que nos facilita la farmacia no sirven como método diagnóstico, sino como información orientativa para que un especialista los utilice, junto con otras pruebas médicas como la exploración física o la anamnesis, para formular un diagnóstico final y establecernos un tratamiento.
La mayor parte de las intolerancias son potencialmente curables. Pero, si no acudimos a un especialista para atenderlas debidamente, con el tiempo pueden originar patologías peligrosas, como anemias, déficit de vitaminas esenciales o cáncer, entre otras.
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