La higiene facial no es solo una rutina de belleza, es una práctica esencial para la salud de nuestra piel.
Importancia de la higiene facial diaria
La piel es un órgano crucial del cuerpo humano y la higiene facial la ayuda a mantenerse fuerte y sana:
- Es la primera barrera frente agresiones externas.
- Interviene en la termorregulación.
- Refleja nuestra salud interna.
- Recibe información del exterior.
- Nos ayuda a comunicarnos con el entorno.
- La piel tiene memoria.
Como vemos, nuestra piel es un órgano vivo que reacciona a agentes tanto internos como externos, por lo que, al aplicar cremas y cosméticos sin poner en práctica una limpieza facial adecuada, éstas se acumularán en la capa córnea (donde se crean las células muertas) y no cumplirán su función, deteriorándose allí, obstruyendo nuestros poros e impidiendo el flujo del oxígeno, envejeciendo nuestra piel, deshidratándola, acentuando arrugas y ojeras y haciéndonos más propensos a contraer virus, bacterias o a padecer acné.
Todos estos rasgos ya respaldan por sí mismos la importancia de una correcta higiene facial. Pero, además, la piel de nuestro rostro es nuestra carta de presentación, tanto si usamos productos de cosmética como si no lo hacemos, una correcta limpieza facial eliminará las células muertas, evitará que la piel absorba impurezas y le proporcionará brillo y vitalidad.
¿Cómo saber qué productos de higiene facial son adecuados para mi piel?
La primera pregunta antes de comprar un producto de higiene facial, debe ser siempre: ¿cuál es mi tipo de piel? Para determinar nuestro tipo de piel podemos ir al especialista o bien acudir al servicio de dermocosmética de la farmacia, en el cual, además de identificar, en poco tiempo y con exactitud, nuestro tipo de piel, nos indicarán qué productos de higiene y belleza podemos utilizar en nuestra limpieza facial diaria y cuáles debemos rechazar. Pregunta al farmacéutico cómo hacer uso del servicio de dermoestética de la farmacia y qué incluye.
Pasos para una higiene facial adecuada
Una vez identificado nuestro tipo de piel podemos empezar a aplicar los pasos para una higiene facial básica, que nos ocuparán entre cinco y diez minutos:
Limpieza
Lavemos la cara con agua templada y sequémosla con una toalla, evitando frotarla con brusquedad. Luego, apliquemos un limpiador facial, de venta libre en farmacias, como: gel, espuma, agua micelar, aceite, leche o tónico. El objetivo del limpiador facial es eliminar los restos de sebo, células muertas y otras impurezas que hayan quedado en la piel. Y se retira, o bien con agua tibia o bien con discos de algodón, dependiendo del producto.
Según nuestro tipo de piel, usaremos un limpiador facial u otro. Si no estamos seguro de cuál es el adecuado, preguntemos en la farmacia por el limpiador facial que mejor se ajuste a nuestra piel y nuestro estilo de vida.
Hidratación
Cuando la piel pierde agua y elasticidad se vuelve frágil, áspera e irritable. Un hidratante adecuado permitirá a las células capilares captar y retener agua, ofreciendo a la piel elasticidad, brillo y vitalidad, creando una barrera protectora que evite la acumulación de residuos o células muertas y que la piel se reseque o que se descame.
Hay hidratantes faciales de día, de noche, mixtos y con protector solar; esto es así porque nuestra piel requiere cuidados distintos de día que mientras dormimos. Si no sabemos qué producto usar, preguntemos en la farmacia por el hidratante facial que mejor se ajusta a nuestra piel y nuestras necesidades.
Protección
La protección solar es un imprescindible en cualquier rutina de higiene facial diaria básica. Evidentemente, la protección solar no es necesaria antes de irnos a dormir.
Aunque pueda sorprendernos, los efectos dañinos del sol son una amenaza durante todo el año, incluso dentro de casa. La luz visible y los rayos ultravioleta son responsables del estrés oxidativo, el fotoenvejecimiento, el deterioro de la estructura del ADN celular y del cáncer de piel. Tras la hidratación, es imprescindible aplicarnos protección solar. Si no estamos seguros de cuál es el protector adecuado, preguntemos en la farmacia.
La limpieza facial es una práctica que debemos realizar diariamente, tanto al levantarnos como antes de irnos a dormir. Puede que no nos apetezca en absoluto, pero, sin duda, es la única manera de conservar un rostro sano, elástico y luminoso.