De acuerdo con la OMS, las personas mayores son cualquier adulto mayor de sesenta años.

Cuando las personas mayores pierden parcial o totalmente su independencia, se las define como ‘adultos dependientes’.

Cuando las personas mayores pueden autoproveerse de medidas que atiendan su seguridad física y emocional, se las define como ‘adultos independientes’.

Tanto dependientes como independientes, las personas mayores deberán superar un período de transición en el que verán alertada su autoestima y pasión por la vida, debido, principalmente, al deterioro físico y biológico, al paso de ser trabajador a jubilado y a la emancipación de los hijos.

 

Cómo atender a las personas mayores

 

Es posible que a nuestros mayores les de vergüenza dar a conocer sus limitaciones, o que les cueste aceptar todas las cosas que ya no puede hacer con la agilidad de antaño.

Es nuestro cometido prestar la debida atención a las personas mayores de nuestro entorno, sin hacerles sentir mal ni culpables, al fin y al cabo, los achaques de la vejez no son una elección propia.

Lo importante es que consigamos mejorar su seguridad, comodidad y autoconfianza. Para ello, prevenir situaciones no deseadas es siempre una buena metodología.

 

Adaptación del hogar para personas mayores

 

Adelantémonos a posibles accidentes domésticos adecuando la casa a la nueva situación.

Lo primero será despejar el hogar de objetos o mobiliario con el que las personas mayores puedan tropezar, empezando por prescindir de escaleras, pisos desnivelados o superficies resbaladizas. Y aseguremos una buena iluminación en toda la casa

 Adaptemos las habitaciones:

En el baño, coloquemos un timbre de emergencias, una puerta que pueda abrirse desde el exterior y cambiemos la bañera por un plato de ducha.

Situemos una alfombra antideslizante dentro de la ducha, una barra de apoyo e incluso una silla de baño en su interior. Los geles y champús deben situarse en un lugar accesible para ellos.

Quitemos la tapa del inodoro, montemos un asiento suave y llamativo sobre el mismo e instalemos una barra de apoyo.

Preocupémonos por su aseo personal, bien aseándole nosotros mismos o recordándole las rutinas de higiene obligatorias: la salud bucodental, la conveniencia de cuidar de su dentadura postiza, la exigencia de ir bien aseado o la relevancia de usar cremas hidratantes.

En la habitación debe tener un timbre de emergencias, una cama articulada de fácil acceso y baja estatura, y un armario al que ellos mismos puedan acceder sin dificultad; procuremos que las personas mayores vistan con ropa fácil de poner y quitar.

En el comedor o sala de estar sería ideal un sillón de poca altura, que le permita colocar los pies en el suelo, con respaldos firmes y apoyabrazos.

Las sillas, que sean livianas y estables. Y el mobiliario, que no tengan bordes puntiagudos, pudiendo usar colores contrastados para diferenciarlos.

En cuanto a la vajilla, lo más cómodo para ellos son platos y vasos ligeros y de colores vivos.

 

Alimentación para personas mayores

 

Una alimentación equilibrada y un descanso adecuado son aspectos vitales para cualquier persona, pero más aun en la vejez.

La alimentación puede sugerirla el médico. Pero, de no ser así, lo principal es que diariamente ingiera:

  • Un mínimo de ocho vasos de agua o líquidos.
  • Seis raciones de cereales y derivados.
  • Dos raciones de verduras y hortalizas.
  • Tres raciones de fruta.
  • Tres raciones de lácteos.
  • Dos raciones de proteínas: carne, pescado o huevos (teniendo en cuenta que no debe consumir más de tres o cuatro huevos semanales).
  • Aceite y condimentos, exceptuando la sal.

 

La mala alimentación y un consumo insuficiente de agua durante la vejez pueden propiciar enfermedades crónicas degenerativas.

Las personas mayores deben dormir entre siete y ocho horas para reducir afecciones respiratorias, fortalecer el sistema inmunológico, minimizar el estrés, bajar el colesterol malo, evitar la obesidad y minimizar los riesgos de demencia.

Pese a todas estas ventajas, hay personas mayores con problemas severos de sueño. Para solucionarlos, la recomendación es marcarse rutinas de sueño, mantener una buena alimentación y practicar ejercicio moderado. Si, aun así, continúan los trastornos, podemos optar por ofrecerles infusiones que les ayuden a inducir el sueño.

 

La medicación de las personas mayores

 

Es importante que las personas mayores tomen la medicación señalada por el médico.

Tengamos en cuenta que su organismo, generalmente, no es capaz de procesar los medicamentos correctamente. Debemos estar atentos a posibles reacciones adversas, como: trastornos cognitivos y del estado de ánimo, incontinencia, mareos, caídas o automedicación, entre otros.

Asegurémonos de que acude a los chequeos médicos establecidos y hagamos lo posible por acompañarlos y comprobar nosotros mismos su estado de salud y necesidades farmacológicas. A este respecto, nos será de gran ayuda llevar un control de su medicación en un cuaderno propio y usar pastilleros controlados, de manera que sepamos cuántas pastillas ha consumido exactamente.

Cuidar de nuestros padres durante su vejez es un trabajo exigente, pero es nuestra responsabilidad protegerlos y devolverles todo el amor y la dedicación que ellos nos prestaron a nosotros. Algún día, todos seremos viejitos y también agradeceremos enormemente que nuestra familia se preocupe por nosotros, se mantenga a nuestro lado y se implique en nuestro bienestar físico y mental.

 

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